Minuto
Digital | La menor cristiana fue secuestrada y violada cada día por siete
individuos. Los violadores también le cortaron trozos de piel de la cara con un
cuchillo.
Los padres
de la niña fueron requeridos por los musulmanes para que pagaran el rescate:
52.000 dólares. Y como una cantidad tan astronómica no pudo ser puesta a
disposición de los delincuentes, éstos, tras 13 días de someter a su víctima a
continuas violaciones, decidieron personarse en el domicilio familiar para
exponer sus argumentos y obtener el correspondiente abono. Allí, como medida de
persuasión le cortaron a la cristiana trozos del rostro con un cuchillo
mientras gritaban que Alá era muy grande.
Finalmente,
el rescate, gracias a una monja llamada Hatune Dogan y a la organización
Rescate de Cristianos, se entregó a los violadores, lo que puso fin al
cautiverio. La hermana Dogan afirma que los secuestradores recitaban suras del
Corán y aullaban “Alá es grande” cuando procedían a violar a la menor, pero se
manifiesta muy satisfecha por el final feliz de incidente, porque en otros
casos algunas niñas de 9 años arrebatadas a sus familias han aparecido con el
paquete intestinal fuera del cuerpo, la vulva seccionada o las manos cortadas…
Según ha
declarado recientemente la hermana Dogan, los “rebeldes”, además de violar y
asesinar a niñas, también comercializan la sangre de los cristianos decapitados
para la práctica de determinados rituales. Al parecer, las transacciones
sanguíneas son sumamente lucrativas, ya que el valor de cada botella asciende a
unos 100.000 dólares.
En
Siria y en el Irak “liberado”, los cristianos están siendo exterminados,
expulsados masivamente de sus hogares y amenazados de muerte si no aceptan la
fe de Mahoma. Y prueba de ello es la última matanza de 400 cristianos
perpetrada en marzo por “rebeldes” sirios del Da’ish. Al respecto, la hermana
Dogan ha informado sobre cómo un agricultor descubrió en la cuneta de una
carretera los centenares de cadáveres degollados que estaban siendo devorados
por los perros.
Sin
embargo, el siniestro tráfico de sangre y órganos de cristianos no es un
comercio exclusivo de los “rebeldes”
sirios o los islamistas de Irak, porque en Europa, concretamente en Kosovo, los
narco-islamistas también se lucraron con la venta de órganos procedentes de
serbios. Y también en Kosovo, como en Bosnia, los soldados de Alá
decapitaron y despedazaron los cadáveres
de sus víctimas, sin hacer distinción de edad ni sexo.
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