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Mateo 7.7-11 | Jesús conocía la importancia de la oración, y la practicaba con
regularidad. Se escabullía con frecuencia para estar en comunión con Dios.
Después recibía la dirección y la fuerza necesaria para realizar la obra de su
Padre.
Al enseñar
acerca del poder de la oración, Jesús utilizó tres palabras para ayudarnos a
orar de manera efectiva:
Pedid—Debemos venir a Dios con nuestras
peticiones. Al hacerlo, estamos reconociendo tanto nuestra necesidad como la
capacidad de Dios de atenderla. El Señor Jesús nos asegura que toda petición
será concedida en conformidad con lo mejor que tenga el Padre celestial para
nosotros y para otras personas.
Buscad—A veces, el Señor nos pide que nos
involucremos en la situación por la que estamos orando. Por ejemplo, podemos
estar pidiéndole que nos ayude a encontrar un nuevo empleo. Él quiere que
busquemos su instrucción y su guía, pero también que demos pasos prácticos para
descubrir nuevas oportunidades.
Llamar—Para llevar a cabo el plan del Padre
celestial nos encontraremos con obstáculos en el camino. Para vencerlos, es
posible que tengamos que orar de manera sostenida y persistente. Llamar implica
un nivel de fuerza que se aplica para que la puerta se abra. Una vez que Dios
presente la solución, ya no necesitamos seguir pidiendo. Cuando el Señor abre
un camino, debemos andar por éste.
La oración es muy poderosa (Stg 5.16).
Involucra al Señor en las vidas de las personas, y también en los asuntos de
gobierno. Es la manera para experimentar la unidad con nuestro Padre y recibir
lo que hace falta para llevar a cabo su obra.
(En
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