jueves, 3 de abril de 2014

El poder de la oración


 Leer | Mateo 7.7-11 | Jesús conocía la importancia de la oración, y la practicaba con regularidad. Se escabullía con frecuencia para estar en comunión con Dios. Después recibía la dirección y la fuerza necesaria para realizar la obra de su Padre.

 Al enseñar acerca del poder de la oración, Jesús utilizó tres palabras para ayudarnos a orar de manera efectiva:

 Pedid—Debemos venir a Dios con nuestras peticiones. Al hacerlo, estamos reconociendo tanto nuestra necesidad como la capacidad de Dios de atenderla. El Señor Jesús nos asegura que toda petición será concedida en conformidad con lo mejor que tenga el Padre celestial para nosotros y para otras personas.

 Buscad—A veces, el Señor nos pide que nos involucremos en la situación por la que estamos orando. Por ejemplo, podemos estar pidiéndole que nos ayude a encontrar un nuevo empleo. Él quiere que busquemos su instrucción y su guía, pero también que demos pasos prácticos para descubrir nuevas oportunidades.

 Llamar—Para llevar a cabo el plan del Padre celestial nos encontraremos con obstáculos en el camino. Para vencerlos, es posible que tengamos que orar de manera sostenida y persistente. Llamar implica un nivel de fuerza que se aplica para que la puerta se abra. Una vez que Dios presente la solución, ya no necesitamos seguir pidiendo. Cuando el Señor abre un camino, debemos andar por éste.

 La oración es muy poderosa (Stg 5.16). Involucra al Señor en las vidas de las personas, y también en los asuntos de gobierno. Es la manera para experimentar la unidad con nuestro Padre y recibir lo que hace falta para llevar a cabo su obra.


(En Contacto)

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