LEA: Marcos
4:33-41 | A los 27 años de edad, Rembrandt pintó la escena Cristo en la
tormenta en el mar de Galilea, basada en la historia de Marcos 4. Con su
distintivo contraste de luz y sombra, el cuadro muestra un bote pequeño que
corre peligro de ser destruido por una furiosa tormenta.
Mientras
los discípulos luchan contra el viento y las olas, Jesús permanece impasible.
No obstante, lo más extraño es la presencia en el bote de un décimo tercer
discípulo, el cual, según los expertos en arte, se parece a Rembrandt.
El
evangelio de Marcos describe la impresionante lección que los discípulos
aprendieron sobre quién es Jesús y lo que puede hacer. Mientras ellos trataban
desesperadamente de impedir que el bote se hundiera, Jesús dormía. ¿No le
importaba que estuvieran todos a punto de morir? (v. 38). Después que Jesús calmó
la tormenta (v. 39), les hizo esta aguda pregunta: «¿Por qué estáis así
amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?» (v. 40). Entonces, el temor en ellos
aumentó, y se gritaban unos a otros: «¿Quién es éste, que aun el viento y el
mar le obedecen?» (v. 41).
Nosotros
podríamos ubicarnos en esta historia y descubrir, tal como lo hicieron los
discípulos de Jesús, que Él revela su presencia, compasión y control en todas
las tormentas de la vida.
Dios es un
refugio seguro en las tormentas de la vida.
(Nuestro
Pan Diario)
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