BD.- Dedicado a los que arman y apoyan financiera y políticamente a los
yihadistas en Siria, quienes se reconocerán sin necesidad de ponerle
nombres ni apellidos. Jabhat Al-Nusra y el Ejército Libre Siro (FSA en
sus siglas en inglés) decapitan a un obispo y a un joven cristiano en
Edlib (Siria). Esta es la revolución sectaria en Siria: decapitación y
asesinatos sádicos. (Ver video)
Según otras fuentes, estas imágenes corresponderían al degollamiento y
decapitación del Padre Mourad y dos discípulos por los yihadistas sirios
al grito de “!Allah Aklbar!”. En todo caso, esta es la prueba de la
barbarie que llevan como bandera los islamistas que luchan en Siria con
el respaldo de Occidente para instaurar un régimen basado en la sharia y
la dominación y en el exterminio de las minorías.
El responsable regional de los franciscanos de Siria, el Padre Halim Noujaim, ha hecho la siguiente declaración:
“Quisiera que todos sepan que al apoyar a los rebeldes sirios,
Occidente apoya a los extremistas religiosos y ayuda a asesinar a los
cristianos. Con esa actitud no quedará pronto ni un sólo cristiano en
esas zonas”.
Los países que están armando o (queriéndolo hacer) a los islamistas en
Siria deberían escuchar atentamente esta advertencia. La suerte precaria
de los cristianos de Oriente, que viven allá desde hace 2.000 años, no
suscita la generosidad que era de esperar de Occidente, siempre tan
vigilante ante los atropellos en otras latitudes y contra otros
colectivos. La cristianofobia que se ejerce en algunos países, casi
siempre a manos de musulmanes, no admite comparación alguna con la
supuesta islamofobia que castigaría incesantemente a los musulmanes en
Europa.
Los incendios de iglesias, los asesinatos de fieles, los atentados, las
humillaciones, incitan a un número cada vez mayor de cristianos a
exiliarse. Ellos son las víctimas del despertar de un islam radical y de
políticas de depuración religiosa que deja curiosamente mudos e
indiferentes a los defensores de los derechos humanos.
Esa indiferencia es una cobardía. pero la indignación sería incluso
mayor si Occidente, España incluida, se pusiera a armar a los que
martirizan a las minorías religiosas en Siria y a todo el pueblo en su
conjunto
.
Algunos consideran que hay razones para apartar a Bachar
Al-Assad del poder, pero la alternativa en estos momentos no puede ser
ese conjunto de bandas criminales sedientas de sangre, de terroristas
internacionales y de yihadistas salidos de todas las cloacas de la
barbarie islámica.
El Padre Mourad ha sido asesinado por fanáticos que quieren instaurar
la sharia y expulsar a los cristianos de Siria. España no puede correr
el riesgo de facilitarles la tarea a estos yihadistas enloquecidos ni
envilecer el nombre y el honor de la nación española asociándose con
estos asesinos desalmados.
(Alerta Digital)
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