viernes, 12 de julio de 2013

Vocación, metas y sentidos





El muchacho quería estudiar en la universidad, pero la mamá era viuda y no podía costearle sus estudios.
Entonces pensó que si ella ponía un tarantín en la acera de enfrente de construcciones grandes, y vendía allí frituras, podría ganar dinero suficiente, y así lo hizo. Finalmente, cinco años después  el hijo se graduó de abogado.


No llegué a conocer a doña Amparo, pero sí conozco a su hijo. Fue precisamente él quien me contó esta historia. Me dijo que el día de su graduación fue el día más feliz de la vida de su madre. ¡Había logrado su meta!

Conozco otro caso de un joven que estudió Medicina, y desde que terminó su carrera se dedicó, como todo buen médico, a ayudar a las personas a aliviarse de sus enfermedades. Y lo hizo como un verdadero médico de vocación, poniendo más interés en el bienestar del paciente que en el dinero que iba a cobrarle.

Me imagino las muchas ocasiones en las que tanto doña Amparo como el Dr. Santoni se sintieron cansados y con deseo de abandonar tantos sacrificios. Pero ellos no se rindieron.

Estaban siguiendo un llamado, una vocación, y ser obediente a la vocación de servicio, tanto de una madre como la de un auténtico médico hicieron que sus vidas tuvieran sentido.

En el evangelio de este domingo,  aparece una frase del Señor:

“El que  pone la mano en el arado y  sigue mirando atrás,  no vale para  el reino de  Dios”.

Yo creo que doña Amparo y el Dr. Rafael Santoni Calero han demostrado que valen para el Reino de Dios. Ellos han seguido adelante a pesar de tropiezos y dificultades. Ellos han comprendido su vida como la consecución de una meta, como el seguimiento de una vocación, y esto es lo que dio sentido a sus vidas.

Y dice una frase llena de sabiduría que “muerte es sólo una vida sin sentido”.

La pregunta de hoy

¿Tiene cada persona una vocación? Ciertamente, así es. La palabra “vocación” viene del latín “vocare”, que significa “llamado”, y cada persona tiene ese llamado en su interior, aunque quizás él o ella no hayan estado allí suficiente tiempo para descubrirlo.

Para cada persona, Dios tiene un plan personal y singular, y quien lo encuentra y lo sigue, encuentra metas específicas y valiosas, tan valiosas, que dan sentido a su vida.

Y sólo quienes están siguiendo su vocación personal, cumplen el plan de Dios para con ellas, lo cual les proporciona felicidad auténtica ahora, y completa después.

Esto  tiene lugar cuando uno descubre los talentos que Dios le ha dado, y los pone al servicio de los demás.

Puede que sea curando personas, o friendo plátanos. Eso no importa. Lo único importante es descubrir su propia vocación y realizarla.

Autorrealización y felicidad personal no dependen del dinero que tengamos ni de los honores que recibamos, dependen de los servicios que ofrezcamos a través de los talentos que hayamos recibido.

Dichoso Jesús, que siempre obedeció al padre y cumplió la misión que le encomendó a la perfección, y dichoso todo aquel que lo siga, cumpliendo su vocación sin renunciar a ella, hasta el último día de su vida.   

Por Luis García Dubus; Listin Diario

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