Leer | SALMO 139.1-10
| Cuando consideramos la
omnisciencia y la omnipresencia de Dios, es fácil sorprendernos de que los
cristianos traten de huir de Él. Jonás demostró, sin duda, que eso no puede
hacerse, pero la gente sigue intentándolo. ¿Por qué?
A veces, las personas que tratan de huir de Dios están
actuando por pura soberbia —parece que creemos saber lo que es mejor para
nosotros, sin importar lo que Dios piense o diga. A veces, nos negamos
rotundamente a obedecer por temor: nos da miedo fracasar; nos preocupa que los
demás puedan criticar nuestros esfuerzos; o quizás tememos que la obediencia
pueda ser demasiado costosa. Pero, no importa la razón, muchas veces no somos
capaces de reconocer lo costoso que resulta rechazar al Señor y tratar de huir
de Él.
Jonás pagó un alto precio por su rebeldía. No solo
experimentó la vergüenza, el terror y el sentimiento de culpabilidad, sino que
además puso en peligro la vida de hombres inocentes. No se puede huir del Señor
sin imponer un duro castigo a personas inocentes.
Cuántos padres y cuántas madres abandonan a sus hijos, y
dicen: “Puedo hacer lo que yo quiero. Es mi vida”. No, no es así. No se puede
dejar a unos hijos sin padre o madre, y no cosechar dolor y sufrimiento durante
toda la vida. Ni tampoco se puede pecar contra el Señor sin pagar un precio
terrible y herir a otros al hacerlo.
A pesar de esta terrible realidad, también es cierto que
Dios es perdonador; Él da una segunda, una tercera, en realidad, muchísimas
oportunidades (Jon 3.1). El cuidó a Jonás, y también cuidará de usted.
(En Contacto)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.