Por Rubén Kaplan.- Una investigación
irrebatible del Canal 4 británico de televisión, reveló que los
insurgentes talibanes en Afganistán están engatusando a niños famélicos,
obsequiándoles golosinas con el objeto de ganar sus voluntades y luego
instruirlos para sembrar trampas mortales en carreteras, servir como
señuelos en emboscadas e incluso actuar como terroristas suicidas.
Canal 4 recogió el testimonio del huérfano
Neaz, quien contó que tenía 8 años cuando combatientes talibanes le
prometieron un puñado de monedas para luchar por su causa. El niño
estaba cuidando las ovejas de su padre cuando fuerzas de la coalición
bombardearon su aldea.
”Los talibanes se ocultaban en nuestra casa
cuando un helicóptero vino y nos bombardeó. Mi padre fue herido en el
corazón y su cabeza estaba destrozada. A mi madre un proyectil le golpeó
en el pecho y murió. No tengo a nadie.”
Inmediatamente después de la redada, Neaz fue
secuestrado por los líderes talibanes y llevado a un pueblo cercano
donde le enseñaron cómo utilizar las armas y fabricar dispositivos
explosivos improvisados. Lo gratificaron con dulces y él estaba
encantado al principio, hasta que le trajeron un regalo especial: un
chaleco suicida lleno de balas y granadas. ”Me hicieron probarlo. Las
granadas fueron colocadas alrededor de mi cuerpo y luego me ofrecieron
un puñado de monedas que totalizaban 50 afganos (equivalentes a un
dólar). Me dijeron que me explotase a mí mismo en un puesto de control.
Les pregunté qué haría con el dinero si tuviera que volarme a mí mismo.
Pero siguieron animándome, diciéndome que si lo hacía, me gustaría ir al
cielo”.
Tomando conciencia, a pesar del candor propio
de su edad, de lo que los extremistas pretendían que él hiciera, Neaz,
aferrado a un natural instinto de supervivencia, se escapó y corrió
nueve millas para entregarse en una comisaría. El impúber y desolado
Neaz, que ya tiene 12 años, vive en un orfanato de Lashkar Gah.
Otros niños afganos son menos afortunados.
Según publicó el Dailymail, hay 224 niños en las cárceles de Helmand y
Ghazni, detenidos por las fuerzas del gobierno, acusados de planificar o
llevar a cabo ataques. El galardonado periodista y cineasta afgano
Najibullah Quraishi dijo: “Miles de niños están siendo reclutados y se
les enseña a fabricar bombas o convertirse en terroristas suicidas. Es
común que a los 13 años de edad lleven armas. Menos del diez por ciento
de la población está educada, por ello los niños no son dueños de sus
propias mentes, sólo conocen lo que los mulás (versados en el Corán) les
dicen en las mezquitas.
Talibanes captan en el orfanato
Najibullah obtuvo la suma sin precedentes de
500.000 libras esterlinas para la construcción de la prisión británica
en Helmand, donde las celdas alojan cada una, 20 chicos. Uno de ellos,
Hannan, tenía 12 años cuando se unió a los talibanes tras la muerte de
su padre en un ataque aéreo de EE.UU.
“Mi padre estaba en el Talibán. Cuando usaba
una granada propulsada por cohete, yo le preguntaba cómo funcionaba. Así
fue como él me enseñó.” Después de un año el joven creó su propia
célula militar con cinco amigos con la finalidad de montar emboscadas
por la noche en carreteras remotas. Fue durante uno de los ataques que
fue detenido, y hasta el momento ha pasado dos años en el presidio de
Helmand.
Hannan, que ahora tiene 15 años dijo: “Yo no
estoy buscando venganza por mi padre, yo quiero hacer Jihad por la causa
de Alá. Está escrito en el Corán que se permite matar a los infieles,
igual que matar a un perro.” Al respecto, Najibullah comentó: “Me sentí
muy triste al escuchar a Hannan y a otros como él. Ellos ya son hombres
peligrosos. Cuando salgan de la cárcel van a ser contratados para otras
campañas. Son luchadores decididos.”
Al igual que el Hamas que gobierna en Gaza y
capacita a niños y adolescentes para ejecutar actos terroristas, el
Talibán menosprecia a la UNICEF y su recomendación para que los
gobiernos tomen las medidas adecuadas para poner fin a la violación de
los derechos de la infancia. Asimismo, soslaya aviesamente el Protocolo
Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la
Participación de Niños en los Conflictos Armados. El mismo, establece
los 18 años como edad mínima para el reclutamiento obligatorio por parte
de los gobiernos, la participación directa en las hostilidades o el
alistamiento por grupos armados. Los Estados pueden aceptar voluntarios
desde los 16 años, pero deben depositar una declaración vinculante al
ratificar el Protocolo o adherirse al mismo, estableciendo la edad
mínima de reclutamiento voluntario y exponiendo ciertas salvaguardias.
La mayoría de los afganos no sabe su fecha de
nacimiento y los talibanes – cuyo código de conducta permite que
cualquier hombre con incipiente pelo facial pueda convertirse en un
luchador – insisten con poca convicción, que no utilizan a los niños
para luchar. Najibullah Quraishi, concluyó: “Muchos creen que habrá una
guerra civil y no sólo el Talibán reclutará niños. Todos los grupos se
centrarán en ellos. Son los combatientes del futuro y esto no es un
problema sólo para Afganistán, sino para el mundo.
(Alerta Digital)
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