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Según estudios científicos esto puede suceder debido al «vínculo de
apego». El apego, originalmente estudiado en las relaciones entre un
recién nacido y sus padres, es definido como un vínculo emocional muy
potente hacia otra persona.«El primer lazo del niño se caracteriza por
gran interdependencia, intensos sentimientos mutuos y relaciones
emocionales vitales. Incluye sentimientos de cercanía y afecto». Hoy en
día se sabe que el vínculo del apego también se genera en las relaciones
sexuales (www.educarhoy.org).
Desde el punto de vista de la biología existen en el organismo del
varón y de la mujer diferentes hormonas «del apego» como la oxitocina y
la vasopresina, que son segregadas por el organismo con mayor intensidad
durante el acto sexual. Estas hormonas producen una sensación de
vinculación especial con la pareja sexual. No se puede hablar de un
apego imposible de romper pero sí de una fuerza real que afecta a la
pareja.
Por todo ello, es bueno que el componente biológico del apego, el de
las hormonas que se desatan con la relación sexual, venga más tarde,
cuando la pareja ya haya unido sus vidas definitivamente en el
matrimonio. Antes, se deben desarrollar los elementos esenciales para
amar: querer el bien del otro; adquirir un compromiso y una fidelidad
acorde a ese amor; tener un adecuado conocimiento de uno mismo y de la
otra persona; desarrollar la «fuerza de voluntad» y el autodominio;
saber compartir; tener una espiritualidad compartida; superar juntos las
dificultades…
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