Leer | APOCALIPSIS 2.12-17
| Todos admiramos a hombres y
mujeres dispuestos a pagar un alto precio por lo que creen. Al mismo tiempo,
hacemos bien en no confiar en todas las personas de convicciones firmes, pues
como vemos muy a menudo en las noticias, es posible tener creencias erróneas
sin base en la Palabra de Dios.
Aun como cristianos debemos ser cuidadosos, o podemos
fácilmente confundir las preferencias personales con las convicciones. No
debemos construir el fundamento de nuestra vida con creencias que no sean
totalmente bíblicas. El apóstol Pablo nos dice que la calidad del trabajo de
cada persona será probada por el fuego (1 Co 3.13), y eso incluye lo que
creemos.
Tal prueba la experimentó una iglesia de una pequeña ciudad
llamada Pérgamo, en Asia Menor. Era un lugar al que el Señor Jesús llegó a
decir que el trono de Satanás estaba allí. Hombres impíos estaban difundiendo
las enseñanzas de Balaam y de los nicolaítas en la iglesia local. Pero, un
hombre llamado Antipas, estaba firmemente convencido de que esos hombres debían
ser confrontados. Por tanto, dio un paso al frente para enfrentarlos, pagando
con su vida.
Sí, Antipas fue asesinado, pero escuchemos el honor que el
Señor mismo le hizo: Se refirió a este santo como “mi testigo fiel”. Y elogió a
la iglesia en Pérgamo con estas palabras: “Retienes mi nombre, no has negado mi
fe, ni aun en los días [de] Antipas” (Ap 2.13).
Gracias a Dios que la prueba de nuestra fe, aunque probada
por fuego, “[será] hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado
Jesucristo” (1 P 1.7).
(En Contacto)
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