Leer | ROMANOS 8.1, 2
| A veces, es fácil aun para los
creyentes ser confundidos, porque las emociones pueden ser engañosas. Por esta
razón, no es prudente confiar en los sentimientos o basar nuestras decisiones
en ellos.
Pero ¿qué de los momentos cuando usted se siente inseguro?
Probablemente puede recordar períodos cuando estuvo sintiendo la convicción del
Espíritu Santo, pero se preguntaba si eso podía ser más bien una condenación
proveniente del enemigo.
Hay una diferencia entre la emoción y la verdadera
convicción o conciencia de haber pecado (Jn 16.7, 8). El Espíritu Santo provoca
la convicción de pecado como una expresión de su amor, porque Él quiere
mantenerle a usted en el camino correcto. Una manera segura de saber si se
trata de una convicción del Espíritu Santo, es que Él siempre identificará algo
específico (Sal 51.3, 4; Lc 22.60-62). Dios no dudará en poner su dedo en
cualquier cosa que esté fuera de su voluntad.
Por el contrario, Satanás tratará de inspirar sentimientos
de culpa y condenación, susurrándole: “¿Y te llamas cristiano? ”. El enemigo
quiere agobiarlo de tal manera, que se vuelva inútil para el Señor. Cuando los
creyentes deciden escuchar esa voz engañosa, pueden llegar a sentirse incapaces por las falsedades del
padre de mentiras.
El Espíritu Santo utiliza la convicción de una manera
positiva, para prevenir contra el peligro al creyente que se ha descarriado,
para hacerlo volver al camino que el Señor ha dispuesto para él.
Afortunadamente, este es uno de los incesantes actos de amor de Dios.
(En Contacto)
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