martes, 20 de agosto de 2013

Cómo ayudar a un familiar o amigo con depresión

 


ABC.es | Si queremos ayudar a alguien con depresión lo primero es, según María José Álava Reyes, directora de la Enciclopedia «La Psicología que nos ayuda a vivir» (La Esfera de los Libros), comprender a la otra persona. «En psicología utilizamos la palabra empatizar, que significa ponerse en el lugar del otro, poder mirar el mundo desde los ojos de la otra persona.

  Ello nos ayuda a tener una mayor sensibilidad hacia el deprimido y poder dirigirnos a él, con el respeto y la amabilidad necesaria para que nuestra compañía resulte agradable y, por tanto, se muestre receptivo a nuestras posibles sugerencias», explica. Otra cuestión muy importante es «reconocer que no somos terapeutas profesionales y que, por tanto, no ostentamos un papel decisivo en su recuperación. Aceptar este hecho nos puede ayudar para no frustranos más de lo decisivo», continúa Álava Reyes.

En ocasiones los familiares cercanos se irritan con la persona deprimida porque no responde a sus expectativas. Según esta psicóloga, directora del Centro de Psicología Álava Reyes, «estos enfados suelen agravar los sentimientos de menosprecio y de culpabilidad del deprimido. Es importante asumir que es complicado remontar una depresión y que ello no es debido a la falta de voluntad del deprimido, sino a la propia depresión que, entre otras cosas, anula la voluntad de la persona».

No obstante, prosigue esta psicóloga, esto no implica que debamos complacer en todo a la persona deprimida. «No es bueno alimentar sus quejas o fomentar discursos negativos». Es más, propone, «frente a ello, convendría que retiráramos nuestra atención de manera que no premiáramos con nuestra escucha su visión negativa de als cosas». «También podemos —sugiere— desviar sutilmente la conversación hacia otros temas». ¿Cómo? «Podemos emplear frases del tipo: "No creo que sea bueno para ti conversar sobre temas que te producen malestar", o "entiendo que en tu situación veas todo tan negativo pero creo que no es bueno que yo lo alimente, así que si te parece podemos hablar de otros temas, por ejemplo... el restaurante vegetariano que han abierto a la vuelta de la esquina. Podríamos invitar a la tia María cuando venga de hacerse su revisión, ¿crees que le gustaría?"». En este sentido, y siempre de manera tranquila, indica Álava Reyes, «podemos dar una visión más serena y realista sobre las circunstancias que le preocupan. «Pero tendremos que intentar que no sea vivido como un reproche hacia ellos, así como evitar la confrontación».

Para Álava Reyes, autora también de «La inutilidad del sufrimiento» (La Esfera de los Libros), es bueno que contribuyamos a que la persona realice actividades, especialmente gratificantes. «Eso sí, teniendo en cuenta que la persona deprimida no está en buena disposición para llevar a cabo actividades, conviene que nuestras peticiones o sugerencias no suenen a imposición».

Es muy importante, puesto que los procesos son lentos, reforzar pequeñas mejorías. «Por ejemplo, si obervamos que ha pasado una tarde sin las quejas habituales, o que ha hecho el esfuerzo de arreglarse un día, podemos hacer un comentario positivo, darle un beso, llevarle flores... en definitiva, mostrar nuestra satisfacción de manera que la persona lo aprecie». «Hacer sentir bien a la persona deprimida, cuando ha mostrado alguna pequeña mejoría es la mejor forma de recompensar sus esfuerzos y contribuir a mantenerlos», concluye esta especialista.

La depresión

M. J. A. R
Es uno de los trastornos psicológicos más limitantes y de mayor incidencia en la población occidental. Una de cada cinco personas sufrirá una depresión a lo largo de su vida. Sus causas son muy variadas, y hoy en día se cuenta con tratamientos bastante eficaces. Como en casi todo trastorno, existen unos factores personales y de estilo de vida que favorecen su aparicion, por lo que podemos trabajar en su prevención.

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