ABC.es | Si queremos ayudar a alguien con depresión
lo primero es, según María José Álava Reyes, directora de la
Enciclopedia «La Psicología que nos ayuda a vivir» (La Esfera de los
Libros), comprender a la otra persona. «En psicología utilizamos la
palabra empatizar, que significa ponerse en el lugar del otro, poder
mirar el mundo desde los ojos de la otra persona.
Ello nos ayuda a tener una mayor sensibilidad hacia
el deprimido y poder dirigirnos a él, con el respeto y la amabilidad
necesaria para que nuestra compañía resulte agradable y, por tanto, se
muestre receptivo a nuestras posibles sugerencias», explica. Otra
cuestión muy importante es «reconocer que no somos terapeutas
profesionales y que, por tanto, no ostentamos un papel decisivo en su
recuperación. Aceptar este hecho nos puede ayudar para no frustranos más
de lo decisivo», continúa Álava Reyes.
No obstante, prosigue esta psicóloga, esto no
implica que debamos complacer en todo a la persona deprimida. «No es
bueno alimentar sus quejas o fomentar discursos negativos». Es más,
propone, «frente a ello, convendría que retiráramos nuestra atención de
manera que no premiáramos con nuestra escucha su visión negativa de als
cosas». «También podemos —sugiere— desviar sutilmente la conversación
hacia otros temas». ¿Cómo? «Podemos emplear frases del tipo: "No creo
que sea bueno para ti conversar sobre temas que te producen malestar", o
"entiendo que en tu situación veas todo tan negativo pero creo que no
es bueno que yo lo alimente, así que si te parece podemos hablar de
otros temas, por ejemplo... el restaurante vegetariano que han abierto a
la vuelta de la esquina. Podríamos invitar a la tia María cuando venga
de hacerse su revisión, ¿crees que le gustaría?"». En este sentido, y
siempre de manera tranquila, indica Álava Reyes, «podemos dar una visión
más serena y realista sobre las circunstancias que le preocupan. «Pero
tendremos que intentar que no sea vivido como un reproche hacia ellos,
así como evitar la confrontación».
Para Álava Reyes, autora también de «La inutilidad
del sufrimiento» (La Esfera de los Libros), es bueno que contribuyamos a
que la persona realice actividades, especialmente gratificantes. «Eso
sí, teniendo en cuenta que la persona deprimida no está en buena
disposición para llevar a cabo actividades, conviene que nuestras
peticiones o sugerencias no suenen a imposición».
Es muy importante, puesto que los procesos son
lentos, reforzar pequeñas mejorías. «Por ejemplo, si obervamos que ha
pasado una tarde sin las quejas habituales, o que ha hecho el esfuerzo
de arreglarse un día, podemos hacer un comentario positivo, darle un
beso, llevarle flores... en definitiva, mostrar nuestra satisfacción de
manera que la persona lo aprecie». «Hacer sentir bien a la persona
deprimida, cuando ha mostrado alguna pequeña mejoría es la mejor forma
de recompensar sus esfuerzos y contribuir a mantenerlos», concluye esta
especialista.
La depresión
M. J. A. R
Es uno de los trastornos psicológicos más limitantes
y de mayor incidencia en la población occidental. Una de cada cinco
personas sufrirá una depresión a lo largo de su vida. Sus causas son muy
variadas, y hoy en día se cuenta con tratamientos bastante eficaces.
Como en casi todo trastorno, existen unos factores personales y de
estilo de vida que favorecen su aparicion, por lo que podemos trabajar
en su prevención.
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