Leer | 1
JUAN 5.13 | Cuando el apóstol Juan escribió a la iglesia primitiva, Juan quiso
dejar perfectamente claro que Dios ofrece a sus hijos vida eterna. Los hombres
y las mujeres que están en Cristo, no deben tener ningún miedo a la muerte
física, porque sus verdaderas vidas —sus vidas eternas— están seguras en Jesús.
El pasaje
de hoy es único porque Juan afirma claramente en él su propósito al escribir.
El objetivo de su ministerio era fortalecer a los creyentes con la fe
inquebrantable de la vida eterna en Cristo. La base para esta verdad radica en:
1. Las
promesas inmutables de Dios. Una y otra vez en su evangelio y en sus cartas, el apóstol declara la
garantía de Dios en cuanto a la vida eterna. Por ejemplo, cita las promesas de
Jesús sobre la eternidad, en Juan 3.16; 6.40; 10:27-30.
2. El amor
incondicional de Dios. Nuestro Padre celestial nos ama tanto, que quiere relacionarse
eternamente con cada uno de nosotros. Para lograr esto, Él demostró su amor de
una manera asombrosa: al darnos la salvación a un gran precio (Ro 5.6-11;
8.3-39).
3. La obra
consumada por Cristo en la cruz. Al ofrecer su vida en sacrificio expiatorio por nosotros, Jesús proveyó
el medio de salvación de una vez por todas. Nuestra parte es aceptar el regalo
que Él nos da sin restricciones (He 10.23-28).
4. El
testimonio del Espíritu de Dios a nuestro corazón. Nuestro Padre celestial pone su Santo Espíritu
en cada creyente para dar testimonio de la verdad de nuestra salvación (Ro
8.15-17).
La Biblia
nos dice que podemos tener la absoluta seguridad de nuestra salvación en
Cristo. ¿Refleja esta confianza su vida?
(En Contacto)
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