RIES | La
brujería y la política van muy de la mano, según estudios del
investigador de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (México),
Fernando Plascencia, quien dijo que fue muy sorprendente corroborar que
los políticos se acercan a estos ritos para “salar” (causar mala suerte,
según el diccionario de la RAE) a sus contrincantes. Leemos esta
interesante noticia en Aguas Digital.
El también catedrático de la Facultad de Filosofía dijo que la brujería
es un ritual muy antiguo que nunca ha perdido fidelidad en algunos de
sus seguidores, por lo que hasta la fecha muchas personas acuden a estos
centros esotéticos para buscar algún beneficio, pero también para
tratar de perjudicar a alguien.
Dijo que a pesar de no iba a dar nombres de personajes, varios
políticos de la entidad acuden a estos lugares no sólo para que les vaya
bien, o buscar protección; sino para “salar” a sus contrincantes. Estas
actividades, dice, son muy comunes en todo el año, pero sobre todo en
épocas electorales es cuando más visitas de políticos de todos los
niveles buscan este tipo de alternativas.
El especialista en el tema comentó que estas prácticas soy muy
socorridas tanto por personas de bajos recursos como personas que tienen
el suficiente dinero para pagar los servicios que se les ofrecen.
Magia y brujería: qué son
Según Fernando Plascencia, la magia es una operación mental de
naturaleza analógica acerca de la simbolización trascendental que reduce
y ordena, por medio de la manipulación simbólica, la entropía natural y
cultural a través de estrategias naturales y emotivas. Así aparece en
su libro Eficacia simbólica y magia en Jesús María Aguascalientes
(2004).
En esta obra del estudioso mexicano se explica cómo la brujería se
puede presentar en un individuo que tiene mala intención y si las
acciones que emprende sobre otra persona son con animosidad, puede
causar daños. Un ejemplo podría ser orinar en terrenos de sembradíos,
las acciones impropias como seducirse entre mujeres (lesbianismo). En
fin, todo lo que “revise lo antisocial” lleva un toque de brujería. Así
lo cuenta Juan Manuel Saldívar Arellano en un estudio sobre la santería,
en el que cita a Plascencia.
Detalles del estudio sobre política y brujería
El académico realizó su investigación de campo durante cinco años con
brujos del territorio estatal en la que se conoció que entre los
clientes de estos piden apoyo para estas personas encontró a varios
politícos locales y algunos de fuera del estado en la que solicitaban
“que les fuera bien en sus carreras e incluso algunos pedían la muerte
de sus contrincantes”. El docente señaló que “incluso algunos de los
políticos cuando ganaban se llevan a los brujos de asesores personales”.
En entrevista con El Clarinete, el mentor explicó que “la brujería se
parece a la religión. Nosotros acudimos a lo sobrenatural cuando nuestra
resistencia frente al fracaso, frente al azar, al dolor y a nuestro
conocimiento se rompe. Cuando estamos frente a cosas que no podemos
conocer y que son inseguras nos da angustia y acudimos a la religión”.
Luego acotó: “pero la religión de pronto falla porque nos dice
resignate, en cambio una bruja nos dice ‘qué quieres, lo que tú quieras
te lo voy a conceder’ es el voluntarismo total y en ese aspecto la
política y la brujería están conectadísimos y los políticos no sólo
acuden a hacerse limpias sino muchas cosas más”.
También mencionó que con las brujas “no nada más van los políticos que
de hecho a ellos se les cobran más. Va gente de todos los niveles”. El
docente relata que “de 1999 al 2004, me mezclé entre el público en
general y sin que fueran muchos políticos, relucientes se notaban mucho
ellos frente al muestreo general”; aclaró que “sus problemas no son
diferentes en cuanto a que le tienen miedo al otro -político rival- no
saben lo que va a pasar, están en la oscuridad y no quieren perder lo
que tienen y no quieren luchar realmente. La brujería permite eso de que
por medio de esfuerzos muy leves conseguir resultados muy grandes y más
en situación competitiva”.
A su vez explicó que en el municipio de Jesús María que esta conurbado
con la capital en el norte, “no hay tantas brujas”, y añade que “hay más
en el fraccionamiento San Cayetano, pero en general están dispersos en
todos el estado. Los políticos tienen a mucho a donde acudir. Ahora hay
que decir que la élite todavía va a Catemaco y ahí por dos libros acerca
de brujería y poder. La maestra Elba Esther se dio el lujo de ir a
África y de hacer un ritual con un león y no me extraña. Es una
confesión muy insegura, someterse a un escrutinio a los jefes es muy
inseguro”.
Plascencia Martínez abundó que “acuden cuando tienen problemas como
todos las personas. Iba yo a hacerles entrevistas esperando turno y
llegaban los políticos y ahí los veía. Sí platiqué con ellos. Cuando hay
problemas que no se pueden solucionar mediante prácticas convencionales
acuden a la brujería”.
Sin dar nombres “porque si los menciono se salan”, dice con sorna,
manifestó que durante su investigación “vi de todos los colores y unos
muy católicos. Iban a perder las elecciones y de por si las perdieran.
Hubo algunos que a sus delegados se portaban muy frío con ellos, pero él
notaba que no. Por cierto a ese le fue muy bien y le fue muy bien a la
bruja”.
Agrega que “de mucho peso uno, pero de mucho peso a nivel nacional, y
los demás eran amigos míos, puedo decir que fácil vi a unos 10 en el
campo y en la observación durante los rituales”. Igualmente comentó que
incluso “platiqué con más de 10, muchos de ellos con un susto grandísimo
y se desaparecieron de esos lugares y las señoras (brujas) me regañaron
porque estaban perdiendo clientes”.
Abundó que “los políticos cuando son candidatos, piden que pierda (su
contrincante principal), que se muera. Las brujas de manera oficial no
dan la muerte porque dicen que es ‘trabajo negro’ y se condenan.
Mis
trabajos no son negros, son blancos, dicen, y cuando vas con la otra te
dice lo mismo, que ellas no hacen trabajos negros, que es de con la que
vienes o con otra que estuviste, no conceden eso de manera oficial,
niegan que lo hacen, aunque supe que en ese entonces cobraban a los
políticos alrededor de 100.000 pesos por un trabajo”.
Más adelante comenta que “hay mucho de táctica de exagerar porque ellas
viven de eso de convencer, igual que los políticos, se parecen mucho
los políticos, brujas y publicistas. Se parecen mucho en exagerar para
convencer”. De la misma manera expresó que su conclusión es que cuando
un político acude a la brujería, “eso es inseguridad, para ser sinceros
algunos de los problemas que me platicaron pudieron haber ido con un
psicológo. Estas personas son especiales, saben oir y dan consejos de
mucho sentido común. Sí hay valor y riqueza en esas personas, no son del
montón”. Finalmente puntualizó que “el político nos persuade para que
votemos por él, pero no sólo eso, para romper inercias, para producir
cambios; y la brujería rompe inercias y la política también”.
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