LEA: Salmo 69:29-36 | Hace poco, vi un cartel que decía que
el ochenta por ciento de los seres vivientes de la Tierra están en los mares.
Ese número sorprendente es difícil de asimilar, en gran parte porque la mayoría
de esos seres no se ven.
Al considerar este tema, pensé cuánto más maravillosa es la
creación de Dios de lo que habitualmente apreciamos. Aunque puede resultar
sencillo quedarnos sin aliento ante una majestuosa cadena montañosa o el
panorama de un atardecer, a veces no percibimos su obra extraordinaria en
ciertos detalles que exigen un examen más minucioso. Los océanos no solo
esconden gran parte de la creación divina, sino que otros de sus componentes
son demasiado pequeños para observarlos con nuestros ojos. Desde lo
microscópicamente pequeño hasta los confines inexplorados del universo, todo es
obra de nuestro Creador. En todas esas estructuras magníficas, visibles e
invisibles, se revela la gloria creadora de Dios (Romanos 1:20).
Entender cada vez más sobre la maravilla de la creación debe
siempre apuntar a la Persona del Creador… y estimularnos a adorarlo. Como
declaró el salmista: «Alábenle los cielos y la tierra, los mares, y todo lo que
se mueve en ellos» (Salmo 69:34). Si la creación ofrece alabanzas al Creador,
con toda seguridad, nosotros podemos y debemos unirnos al coro. ¡Cuán poderoso
es el Dios a quien servimos!
La maravilla de la creación nos hace exclamar: «¡Qué Dios
tan maravilloso!».
(Nuestro Pan Diario)
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