LEA: Isaías
42:1-9 | Francis Schaeffer, escritor y apologeta cristiano, tenía dificultades
para deletrear las palabras correctamente debido a su dislexia. En la
universidad donde asistió, los errores de ortografía bajaban sus calificaciones
en todos los trabajos escritos que debía presentar. Durante su primer año de
estudios, un profesor le dijo: «Esta es la mejor monografía de filosofía que he
leído en toda mi vida, pero es la peor escrita. ¿Qué voy a hacer? No puedo
aprobarte».
Francis
respondió: «Señor, nunca pude escribir bien. Por favor, ¿podría simplemente
leer lo que quise decir, sin preocuparse por la ortografía?».
Después de
una larga pausa, el profesor contestó: ¿Sabe, Sr. Schaeffer? Me parece que eso
es lo que haremos». Su respuesta sabia y compasiva estimuló a este joven
dotado, para que, posteriormente, ayudara a muchas de las generaciones
inquisitivas durante las décadas de 1960 y 1970 a encontrar el camino a la fe
en Cristo.
Isaías declaró
sobre el Mesías prometido: «No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo
que humeare; por medio de la verdad traerá justicia» (Isaías 42:3). Esta imagen
habla de una Persona amable, pero también poderosa, que libera a los cautivos y
anima a quienes están descorazonados y tentados a caer en la desesperación.
Jesús vino
a liberarnos del pecado, no a condenarnos por nuestra condición. Hoy ofrece
salvación y estímulo a todos los que acuden a Él.
Cuando
acudimos a Cristo quebrantados, Él nos recompone.
(Nuestro
Pan Diario)
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