LEA:
Proverbios 3:1-12 | Mientras estudiaba en el instituto bíblico, me presenté
para formar parte de los equipos de música itinerantes de la institución. Me
entusiasmaba la idea de participar en ese ministerio, pero quedé frustrado
cuando no me aceptaron. Ante mi decepción, solamente pude confiar en que los
propósitos de Dios eran más grandes que los míos.
Meses
después, tuve la oportunidad de unirme a otro equipo de música, pero como
profesor de Biblia. Los resultados fueron mejores de lo que podría haber
imaginado. No solo mi esposa formaba parte de ese equipo, lo cual nos permitió
servir juntos al Señor, sino que también me dio muchas oportunidades de predicar
durante los tres años siguientes; una preparación invalorable para una vida
dedicada a enseñar la Palabra.
Muchas
veces, cuesta entender que nuestro Padre sabe qué es lo mejor. Suponemos que
nuestro camino es el correcto. Sin embargo, cuando descansamos en el Señor, sus
propósitos siempre demuestran que son para nuestro beneficio y para alabanza de
su nombre. No nos engañemos, es fácil ver eso cuando el resultado es mejor de
lo que esperábamos, pero difícil cuando no podemos percibir el beneficio en
este momento, o quizá no lo sepamos hasta que lleguemos al cielo.
Como
declaró el sabio rey Salomón: «Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te
apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará
tus veredas» (Proverbios 3:5-6).
Los
propósitos de Dios para las circunstancias de hoy tal vez no se vean hasta
mañana.
(Nuestro
Pan Diario)
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