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DEUTERONOMIO 4.7 | Muchas personas se paralizan ante situaciones difíciles, ya
sea por temor o por resentimiento. Esas personas esperan que Dios elimine las
pruebas, pero el Padre celestial no actúa siempre de esa manera. El Señor
quiere que sus hijos confíen en Él para que puedan triunfar ante la adversidad.
La manera
como una persona responde a la adversidad revela su identidad. Y las
situaciones difíciles son las ocasiones cuando los hijos de Dios más necesitan
respaldar con hechos sus palabras. Es fácil decir: “Yo confío en el Señor” o
“Mi Dios es fiel” cuando todo marcha bien. Pero, a menos que los creyentes
reconozcan que Él es soberano aun en la adversidad, podrán sentirse tentados a
quejarse y a buscar que los compadezcan. Quienes confían en la fidelidad y en
la soberanía del Señor tendrán su vista puesta en Él, y como resultado verán
que su ansiedad y sus dudas se apaciguarán.
Para
superar la adversidad, debemos comenzar a avanzar en medio de ella. Aunque es
posible que no sepamos cuál sea el propósito de Dios, es fundamental que el
creyente que esté sufriendo se rinda a la voluntad de Dios. Rendirse totalmente
al Señor aumentará nuestra fe, nos conformará a la imagen de Cristo, y hará que
el plan de Dios se lleve a cabo para nuestras vidas.
Rendirse no
parece ser la manera de avanzar. Pero, al hacerlo, le estamos dando el control
a Dios, y diciendo: “Guíame adondequiera que yo vaya”. Entregarse a Dios de esa
manera, requiere mucha fe, pero podemos hacerlo pues servimos a un Señor que es
digno de nuestra confianza.
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