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MARCOS 9.14-24 | El tema de la fe estuvo presente en todo el ministerio de
Cristo. Valoró grandemente la fe de Abraham, y alabó la confianza plena en
Dios, como la del centurión. También exhortaba a creer a quienes tenían una fe
débil. Muchos de nosotros estamos incluidos dentro de esta categoría; una y
otra vez luchamos con las dudas y las preocupaciones.
El Señor
señala en el libro de Mateo cinco ejemplos de poca fe. Mencionó a personas que
sentían que sus recursos eran insuficientes (6.30). Al igual que ellas, podemos
sentir ansiedad al pensar que tenemos poco tiempo, fuerzas o dinero.
Luego está
la terrible tormenta; Jesús estaba durmiendo tranquilamente, pero los
discípulos estaban atemorizados (8.23-26). El temor constante demuestra falta
de confianza. En otra ocasión, Pedro dejó que la duda lo dominara. Por orden de
Jesús, comenzó a caminar sobre el agua, pero comenzó a hundirse cuando le falló
la fe (14.31).
Otro
incidente tuvo que ver con el fracaso de los discípulos de llegar a una
conclusión correcta en cuanto a las enseñanzas y las acciones de Jesús
(16.5-12).
En el
quinto ejemplo, los discípulos —que antes habían echado fuera demonios— no
pudieron hacerlo en otra situación (17:14-21). Por ser su fe tan pequeña, les
faltó el poder divino para realizar una tarea más difícil.
Para
robustecernos espiritualmente, debemos quitar nuestros ojos de las
circunstancias, y mirar al Señor. Si confiamos en su carácter y creemos sus
promesas, podremos vencer la ansiedad y tener una fe más grande. ¿En quién
tiene usted fija su mirada?
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