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SALMO 145.7-9 | La vida puede golpearnos con circunstancias inesperadas y
desagradables. Cuando eso sucede, el impacto y el dolor pueden hacer que nos
preguntemos: ¿Se interesa Dios por mí realmente?
En primer lugar, la Biblia nos dice que “Dios es amor” (1 Jn
4.8), lo cual significa que su naturaleza se caracteriza por la compasión y el
cuidado de nosotros. El amor tuvo su origen en el Señor, y Él es nuestro mayor
ejemplo de cómo expresarlo. Esta verdad, combinada con su santidad, significa
que su amor es perfecto.
Segundo, sabemos que Dios nos ama porque nos llama sus
hijos. “A los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”,
escribe Juan en su evangelio (Jn 1.12 NVI). Lamentablemente, algunas personas
no tienen una madre o un padre que les demuestre amor. Pero Dios es el padre
perfecto. Sería contrario a su carácter no amar a sus hijos de manera
incondicional.
Por último, el Señor dio la demostración suprema de su
amor en la cruz. Todos nosotros estábamos muertos en nuestros pecados, pero
Cristo hizo lo máximo para darnos vida: vino al mundo como una expresión del
amor infinito de su Padre, y al dar su vida por nosotros hizo lo que nadie más
era capaz de hacer.
Después de
considerar estos hechos en cuanto al amor de Dios, ¿cómo no esperar que Él se
ocupe incluso de los detalles más pequeños de nuestra vida? Examine las maneras
como Él le está expresando su amor a usted, y recuerde las palabras de Jesús en
cuanto a esto: “Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos”
(Juan 15.13 NVI).
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