LEA: Juan
6:25-35 | En las culturas donde abundan diversos alimentos, el pan ya no es una
parte necesaria de la dieta, así que muchos deciden vivir sin él por varias
razones. Sin embargo, en el siglo i, se lo consideraba un alimento básico. Una
dieta sin pan era inconcebible.
Un día, una
multitud buscó a Jesús porque había realizado el milagro de multiplicar unos
panes (Juan 6:11, 26). Le pidieron que hiciera una señal como la del maná del
cielo que Dios había provisto para su pueblo en el desierto (6:30-31; Éxodo
16:4). Cuando Jesús dijo que Él era «el verdadero pan del cielo» (Juan 6:32),
la gente no entendió. Querían un pan literal. Sin embargo, Jesús estaba diciendo
que había sido enviado para ser su pan espiritual: supliría sus necesidades
espirituales diarias. Si por fe acudían a Él y aplicaban sus palabras y su vida
a sus almas, experimentarían satisfacción eterna (v. 35).
Jesucristo
no quiere ser un producto opcional en nuestra dieta; desea ser el elemento
básico en nuestra vida, nuestro alimento «imprescindible». Tal como los judíos
del siglo i no podían imaginar la vida sin el pan físico, no intentemos jamás
vivir sin Cristo, ¡nuestro Pan espiritual!
Solo el Pan
espiritual satisface al alma hambrienta.
(Nuestro
Pan Diario)
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