LEA: Mateo
13:1-9 | Si te gusta cultivar calabazas, probablemente hayas oído acerca de la
variedad de semillas de máxima calidad de Dill’s Atlantic Giant. Cultivadas en
una granja familiar en la región atlántica de Canadá, las calabazas que
producen estas semillas han establecido récords en todo el mundo. En 2011, una
de ellas marcó un nuevo récord mundial al pesar 825 kilogramos (1.818,5 onzas).
¡Casi 1.000 tartas podrían hacerse con semejante tamaño de calabaza!
Cuando los
reporteros preguntaron cómo pudo alcanzar tal tamaño, el granjero dijo que se
debía al terreno. Las semillas eran de una variedad especialmente grande, pero
aun así, el suelo debía ser el correcto; de lo contrario, la calabaza no
crecería bien.
El Señor
Jesús utilizó una ilustración en la que comparó los diferentes tipos de terreno
con la respuesta de una persona ante la Palabra de Dios (Mateo 13). Algunas
semillas fueron comidas por las aves, otras comenzaron a crecer, pero las
hierbas malas las ahogaron. Incluso hubo otras que brotaron de inmediato, pero
carecían de tierra para seguir creciendo. No obstante, la semilla que cayó en
tierra buena «dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por
uno» (v. 8).
Cada uno
debe preguntarse: «¿Qué clase de terreno soy?». El Señor desea plantar su
Palabra en nuestro corazón para que crezcamos en el conocimiento de su Persona.
El fruto
del Espíritu crece en el terreno de la obediencia.
(Nuestro
Pan Diario)
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