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Pedro 2:1-10 | Por toda Londres, hay estatuas y otros elementos hechos de un
material de construcción singular llamado piedra Coade. Desarrollada por
Eleanor Coade para su empresa familiar a finales del siglo xviii, esta piedra
artificial es virtualmente indestructible y capaz de soportar el paso del
tiempo, el clima y la contaminación generada por el hombre.
Aunque
maravillosa durante la Revolución Industrial, fue sacada de circulación a
finales de la década de 1840, después de la muerte de Eleanor, y reemplazada
como material de construcción por el cemento Portland. Aun así, hoy todavía
permanecen docenas de ejemplos de esta piedra resistente y parecida a la
cerámica, que ha soportado el severo entorno londinense por más de 150 años.
El apóstol
Pablo describió a Jesús como una piedra viva: «Acercándoos a él, piedra viva,
desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual…» (1
Pedro 2:4-5). A los ojos de Dios, el sacrificio de la Roca de nuestra salvación
es precioso. Cristo es la roca imperecedera sobre la cual el Padre ha
construido nuestra salvación, y el único fundamento para una vida con propósito
(1 Corintios 3:11).
Solo en la
medida en que nuestra existencia se construya sobre su fortaleza, seremos
capaces de soportar las inclemencias de la vida en un mundo caído.
No hay nada
que temer si permanecemos cerca de la Roca de los siglos.
(Nuestro
Pan Diario)
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