LEA: Hechos
9:20-30 | Chuck Colson, fundador de Prison Fellowship [Ministerio carcelario],
pasó 40 años ayudando a personas a oír y entender el evangelio de Jesucristo.
Cuando murió, en abril de 2012, un artículo en un periódico se titulaba:
«Charles Colson, el hombre de los “trucos sucios” de Nixon, muere a los 80
años». Era sorprendente que un hombre tan transformado por la fe fuera
identificado por cosas que había hecho como asistente presidencial
políticamente inescrupuloso décadas antes de conocer al Salvador.
La
conversión del apóstol Pablo y su testimonio cristiano inicial fueron recibidos
con escepticismo y temor. Cuando empezó a predicar que Jesús era el Hijo de
Dios, la gente murmuraba: «¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que
invocaban este nombre, y a eso vino acá…?» (Hechos 9:21). Más tarde, cuando fue
a Jerusalén y trató de unirse a los discípulos, estos le tenían miedo (v. 26).
En los años siguientes, Pablo nunca ignoró el pasado, sino que hablaba de él
como una prueba de la misericordia de Dios (1 Timoteo 1:13-14).
Al igual
que el apóstol Pablo, no es necesario que hagamos alarde de nuestros fracasos
ni que finjamos que nunca ocurrieron. En cambio, podemos dar gracias al Señor
de que, por su gracia y poder, nuestro pasado ha sido olvidado, nuestro
presente es diferente y nuestro futuro se ilumina con la esperanza de todo lo
que ha preparado para nosotros.
Solamente
Jesús puede transformar tu vida.
(Nuestro Pan
Diario)
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