LEA: Lucas
15:1-10 | Horas antes de la fiesta de graduación de la escuela secundaria de
Kim Haskins, su padre murió en un accidente automovilístico, y las dejó a ella
y a su madre hospitalizadas. Al día siguiente, Joe Garrett, director de la
escuela, la visitó y le dijo que quería hacer algo especial por ella. Un artículo
en el periódico The Gazette, de Colorado Springs, Estados Unidos, describió las
abundantes demostraciones de amor y respaldo de los maestros, los
administradores y los compañeros, quienes, profundamente conmovidos por la
pérdida sufrida por Kim, llenaron el auditorio de la escuela días después, en
una ceremonia de graduación exclusiva para ella.
El director
declaró: «En educación, hablamos mucho sobre no dejar de lado a ningún niño. En
el ejército, hablan de no abandonar a ningún soldado. El tema de hoy es no
dejar atrás a ningún graduado».
Jesús
señaló la importancia que cada persona tiene para Dios mediante tres historias
sobre algo que se había perdido: una oveja, una moneda y un hijo (Lucas 15). En
cada caso, alguien había perdido algo sumamente valioso. Al encontrarlo, los
amigos y los vecinos son convocados para celebrar y regocijarse juntos.
El concepto
es claro: Todos somos sumamente valiosos para Dios, quien nos ofrece perdón y
nueva vida por medio de Cristo. Y nos busca fielmente con su amor y gracia. Hay
gran gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente (v. 7).
Nuestro
valor se mide en función de lo que Dios ha hecho por nosotros.
(Nuestro
Pan Diario)
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